Mon Laferte
There is a tradition of cultural ties between Chile and Mexico that has strengthened the relationship between the two nations over the years. Gabriela Mistral, praised and chosen by José Vasconcelos to implement education in public schools, was instrumental in strengthening this connection in the early 20th century. Music has undoubtedly been a key discipline in this fraternal language; Lucho Gatica and Los Ángeles Negros are two clear examples of this influence.
Mon Laferte, who has taken up residence in Mexico in recent years, is also part of this cultural chain. Today, she presents her visual work incorporating the traditions of both cultures.
Laferte gathers the Chilean visual poetry of Vicente Huidobro, Juan Luis Martínez, Raúl Zurita and the sharp construction of artefacts by Nicanor Parra, creating a series of visual pieces inspired by religious votive offerings.
Through her work, Mon Laferte explores the tradition of guilt rooted in women to expand the voice of thousands of women and reclaim their space in society. Her work not only reflects a cultural fusion, but also becomes a vehicle to visibilise and empower women in a broader context.
Mon Laferte is a multidisciplinary artist internationally recognised as a singer-songwriter and performer. She has performed at venues such as Madison Square Garden in New York and Luna Park in Buenos Aires. Her work has attracted diverse audiences in Latin America, the United States and Europe.
She performed with the Oaxacan collective Mujeres del Viento Florido at the Lincoln Center for the Performing Arts in New York in early 2023, and at the Palacio de Bellas Artes in Mexico City in December of that year. These concerts demonstrate a collaborative working methodology to bring local and diverse community music to other audiences.
The multidisciplinary practice of the Mexico-based artist and musician flows naturally between diverse creative platforms, encompassing poetry and the visual arts through drawing and painting. These techniques interweave with her life, blurring the boundaries between personal experience and artistic expression.
With a deeply human sensibility, the artist embraces both her own vulnerability and that of others, integrating it with joy, desire and generosity. These elements become the foundation of a work that transcends the intimate to connect with the universal.
Existe una tradición en el vínculo cultural entre Chile y México que ha ido fortaleciendo la relación entre ambas naciones a lo largo de los años. Gabriela Mistral, elogiada y escogida por José Vasconcelos para implementar la educación en las escuelas públicas, fue fundamental para estrechar esta conexión a comienzos del siglo XX. La música ha sido, sin duda, una disciplina clave en este lenguaje fraterno; Lucho Gatica y Los Ángeles Negros son dos claros ejemplos de esta influencia.
Mon Laferte, quien ha establecido residencia en México en los últimos años, también forma parte de esta cadena cultural. Hoy en día, ella presenta su trabajo visual incorporando las tradiciones de ambas culturas.
Laferte recoge la poesía visual chilena de Vicente Huidobro, Juan Luis Martínez, Raúl Zurita y la aguda construcción de artefactos de Nicanor Parra, creando una serie de piezas visuales inspiradas en los exvotos religiosos.
A través de su obra, Mon Laferte explora la tradición de la culpa arraigada en las mujeres para expandir la voz de miles de féminas y reivindicar su espacio en la sociedad. Su trabajo no solo refleja una fusión cultural, sino que también se convierte en un vehículo para visibilizar y empoderar a las mujeres en un contexto más amplio.
Mon Laferte es una artista multidisciplinaria reconocida internacionalmente como cantautora e intérprete. Se ha presentado en escenarios como Madison Square Garden en Nueva York y Luna Park en Buenos Aires. Su trabajo ha convocado a públicos diversos en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
Se presentó junto al colectivo oaxaqueño Mujeres del Viento Florido en el Lincoln Center for the Performing Arts de Nueva York, a principios de 2023, y en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México en diciembre de ese año. Estos conciertos muestran una metodología de trabajo colaborativo para acercar músicas locales y diversas de comunidades a otras audiencias.
La práctica multidisciplinaria de la artista y músico, radicada en México, fluye con naturalidad entre diversas plataformas creativas, abarcando la poesía y las artes visuales a través del dibujo y la pintura. Estas técnicas se entretejen con su vida, difuminando las fronteras entre experiencia personal y expresión artística.
Con una sensibilidad profundamente humana, la artista abraza tanto su propia vulnerabilidad como la de los demás, integrándola junto con la alegría, el deseo y la generosidad. Estos elementos se convierten en los cimientos de una obra que trasciende lo íntimo para conectar con lo universal.