Aninat Galería

Noticias aux

Gianfranco Foschino | 6ª Bienal de Montevideo

Gentileza. Foschino, Gianfranco.

6ª Bienal de Montevideo

Palacio Legislativo

23 de Octubre al 30 de Noviembre 2025

Alfons Hug, Curador

Alejandro Denes, Co-curador

Capital de las sílabas del agua, padre patriarca, eres la eternidad secreta de las fecundaciones; te caen ríos como aves.
Pablo Neruda, “Amazonas”, 1938

La 6. Bienal de Montevideo está dedicada a la Amazonía y es un aporte a la COP 30 que se realizará en noviembre del 2025 en Belém do Pará. Con ello, Uruguay fortalece sus vínculos políticos y culturales con Brasil y el mundo.

La tierra conoce un puñado de vastas regiones que estimulan de manera especial la imaginación de las personas y avanzan hacia dimensiones míticas con el poder sugestivo de sus imágenes. Más allá de los mares del Sur, el Sahara, la Siberia y el Himalaya, el Amazonas también pertenece a esta categoría casi sobrenatural, que contiene nuestros presentimientos más secretos y evoca al mismo tiempo nostalgia y terror, promesas de libertad y ansiedad.

Las dimensiones geográficas del Amazonas son inspiradoras por sí solas: se extiende por más de 7 millones de kilómetros cuadrados y 9 países, casi la mitad de América del Sur, de ellos, 4 millones de kilómetros cuadrados —el tamaño de Europa occidental— forman parte de Brasil. Sin embargo, la biodiversidad del Amazonas es aún más impresionante que sus dimensiones físicas. Alberga al menos un millón de especies animales y vegetales en sus bosques de 50 millones de años, lo que significa el 60% de todas las formas de vida del planeta tierra, de los que solo el 30% ha sido estudiado científicamente hasta el momento. Existen más especies por kilómetro cuadrado en el Amazonas que en toda Europa.

La deforestación, la ocupación ilegal de tierras y la agricultura expansiva son un problema grave en la región amazónica, pero a pesar de ello, el 80% de esta sigue intacta, a diferencia de las selvas tropicales de África Central y el Sudeste Asiático, que dieron paso a las plantaciones de palma aceitera en unas pocas décadas.

Como epítome de los trópicos, el Amazonas reúne todas las contradicciones que caracterizan generalmente a las regiones ecuatoriales de la tierra. La abundancia de naturaleza contrasta fuertemente con las precarias condiciones de vida de muchos de sus habitantes, tal y como lo describió Claude Lévi-Strauss en su libro Tristes trópicos a mediados del siglo pasado. Hasta el día de hoy, el Amazonas es una de las zonas más pobres de América del Sur.

El Amazonas es un lugar donde el paraíso y el infierno, la abundancia y la necesidad extrema, conviven lado a lado, donde la imaginación fértil y la desolación se combinan en un realismo mágico, donde el exceso y el tedio se alternan. En ningún otro lugar rincón del mundo, el ser humano se encuentra tan cerca de la vida, y al mismo tiempo, tan próximo a la muerte.

Como la mayoría de las otras regiones del continente, la Amazonia, tanto del lado español como del portugués, fue escenario de la conquista colonial, de la explotación despiadada, de la esclavitud y de la aniquilación de la población indígena.

Con los modernistas, la cultura amazónica entró positivamente en la conciencia de la élite urbana brasileña y ayudó a crear una identidad nacional. Recordemos, como muestra de ello, el diario de viaje de Mário de Andrade, El turista aprendiz (1927), su novela clásica Macunaíma (1928) o su expedición Misión de Investigación Folclórica ​​al norte y noreste del país en 1938.

En las últimas décadas, la apreciación del Amazonas siguió creciendo, no solo por su importancia ecológica, sino también por el arte indígena y el potencial poético de la región en general. Los principales museos de Brasil, así como la Bienal de São Paulo, por ejemplo, ya incluyen en sus exhibiciones arte indígena. En este sentido, cabe recordar, además, los “Juegos Indígenas”, que se celebraron paralelamente a los Juegos Olímpicos de Río, en Palmas (Tocantins) en 2016 y que fueron acompañados artísticamente.

El gobierno brasileño prometió dedicar más atención a la Amazonía en su búsqueda de equilibrio entre la protección de la naturaleza y los intereses económicos y sociales de los 30 millones de habitantes de la región. En tal sentido, y a pedido del presidente Lula, la Conferencia Mundial sobre el Clima, COP-30, se realizará en Belém do Pará, del 10 al 21 de noviembre de 2025. Este evento es la ocasión propicia para una muestra de arte que garantice visibilidad nacional e internacional a la región. Como nunca antes, los ojos del mundo están puestos en la Amazonía, ya que la cuestión ecológica es cada vez más urgente. Al mismo tiempo, la sabiduría y la experiencia de las culturas ancestrales e indígenas de la Amazonía han alcanzado una visibilidad y un valor, que no habían quizás jamás tenido.

Será interesante observar si los enfoques de los artistas amazónicos difieren de los de latitudes templadas y qué "temperaturas" estéticas producen en cada caso. Perspectivas endógenas y exógenas, es decir, vividas o traídas desde fuera, se confrontan de manera creativa para finalmente alcanzar esa "verdad tropical" que el Tropicalismo brasileño siempre procuraba.

No se le haría justicia en modo alguno a la Amazonía al reducirla a su papel de "pulmón del planeta" y de almacenar carbono ante el cambio climático, como reclaman en Europa y América del Norte. La riqueza de la región radica no solo en su biodiversidad, sino también en la diversidad de la vida indígena que la habita, teniendo en cuenta que todavía hoy existen varios cientos de idiomas y otras tantas visiones del mundo en ella. Aún viven en la parte occidental de la Amazonía los llamados “pueblos aislados”, es decir, comunidades indígenas que no han tenido contacto con el mundo exterior y que practican una relación sostenible con la naturaleza. Así, la no simultaneidad de la modernidad se hace evidente en Brasil, donde las megaciudades conviven con pueblos originarios y ancestrales, en un mismo país. En ningún lugar, la diversidad y la pluralidad de formas de vida es más notoria que en Brasil.

La Bienal de Montevideo no trata a la Amazonía desde un punto de vista utilitario, que promete un mero beneficio económico o ecológico, sino como un valor en sí mismo, que se alimenta de su poética y de su estética. Aquí, la grandeza de la naturaleza se combina con lo sublime del arte, de modo que la noción de otra y mejor vida, sea posible.


Aninat Galeria